El acero inoxidable se está introduciendo cada vez más en las cocinas actuales. Empezó como material de acabado en electrodomésticos –frigoríficos y campanas sobre todo- y ahora se está imponiendo también como terminación en las encimeras y muebles de cocina.
Este material tiene sus raíces en las cocinas industriales, de restaurantes, hoteles, etc., donde su uso se debe, sobretodo, a su facultad antiséptica, ya que se trata de un material no poroso que no retiene gérmenes, fácil de limpiar y de secado rápido.
Visualmente resulta impactante, va muy bien con las decoraciones de estética neutra y minimalista de hoy en día y puede dar un punto más de modernidad a nuestros hogares.
Además, tiene una peculiaridad importante: refleja muy bien la luz y la claridad por lo que es una ventaja a destacar en caso de tener una cocina a la que le llega poca luz natural.
Otra de sus ventajas es la durabilidad, no se astilla como podría suceder con la madera, ni se abrirá por sus bordes.
Como desventaja, deberíamos tener cuidado con los posibles rayones ya que no son fáciles de reparar.
Estéticamente, el acero inoxidable se puede utilizar como material para toda la cocina, o para una zona en concreto que queramos destacar, como pudiera ser una isla, la zona de cocinar o simplemente la encimera.
Lo que es seguro es que se trata de una de las tendencias más vanguardistas hoy en día en la cocina.